Resulta que preparó todo para meterse a la ducha. Acomodó las sandalias justo en la puerta del baño para no pescar un hongo. El retrete limpio, la toalla seca, el shampoo, el enjuague, el jabón, el estropajo, la ropa que usaría..., todo estaba perfectamente acomodado y alineado como si fuera mandato astrológico. Abrió las llaves del agua al mismo tiempo para lograr una temperatura cómoda y tibia... Hasta ahí todo iba perfecto.
El problema fue una vez que se quizo colocar bajo la regadera. Colocó un pie y al sentir las primeras gotas una extraña fuerza lo obligó a retroceder. El agua, ante su mirada, parecía una corriente dispuesta a llevarlo por el resumidero que, cosa tan demás curiosa, se hacía grande y chico, como si fueran las fauces de Caribdis que trataran de tragárselo. El cuerpo dejó de responderle y se convirtió en un guiñapo de hombre, ¡vamos, en una marioneta sin hilos! Cuando quizo abrir la puerta para salir huyendo, no tenía fuerza siquiera para girar la perilla. Los dedos empezaron a tomar poses artríticas. La boca se torció un poco, pero no lo suficiente para callar los gritos de terror que sólo pudieron ser ahogados con la falta de aliento. Arrastrándose buscó un rincón donde no pudieran alcanzarlo las gotas de agua. !Maldita sea! No había cortina ni puerta corrediza que pudiera separar aquel chorro desmedido que poco a poco iba creciendo, pues el resumiero actuaba como cómplice al no quererse tragar por completa aquella laguna que iba formándose. No sé de donde sacaba fuerzas para seguir gritando y llorando. El cuarto de baño se hizo chiquito y no había forma de salir.
Al verse perdido comenzó a rezar. El agua comenzo a invadirlo todo. Ya no había escapatoria. La puerta no se podía abrir, pues la fuerza iba mermando.
Los tobillos fue el primer lugar de su cuerpo donde sintió helado, luego caliente y despues ya ni siquiera sentía. Poco a poco iba subiendo el nivel de agua por su piel y con ello la sensibilidad se iba perdiendo. El terror se había apoderado de él, ya estaba tirado en el piso con la boca completamente chueca. Los ojos desorbitados como pez que sacan rapidamente del fondo del océano. Sus lágrimas iban a encontrarse con el agua que seguía saliendo de la regadera. Después de sus tobillos siguieron las piernas completas, luego el estómago y los brazos. Poco a poco se iba perdiendo en la ducha común. El nivel del agua se iba incrementando y el resumidero se negaba a seguir tragando líquido. Ya no sentía su cuerpo, pues sabía que lo siguiente en ser sucumbido era la cabeza. No podía pararse. Una vez que el río entró por su boca torcida, la garganta no pudo dar cabida a tanto. Era un pedazo de carne que se perdía en el baño. Le temblaron los ojos como si un grito aterrador quisiera escapársele, cosa extraña, pues cada bocanada era un trago más de agua.
Primero la mirada vidriosa como los pescados que venden en las tiendas departamentales. La boca no se le pudo enderezar pese a no sentirla. El chorro de agua nunca se detuvo. Flotaba, flotaba como una madera tirada en el mar por algún barco. Todo flotaba, el shampoo, el enjuague, el jabón, la toalla..., etcétera. Todo perfectamente alineado como los astros cuando sube la marea.
Por Sergio Iván Ramírez Huerta
21 comentarios:
No, cómo va a molestarme que visites mi blog. Lo único es que me sorprende, lo que escribo es básicamente basura, solo lo hago por descargarme emocionalmente y porque me gusta, lo necesito, pero sé que está lejos de tener algo de calidad.
Pero me alegra si te parece agradable.
Yo también te visitaré. =)
Vaya que relato tan terrorífico, me ha asustado imaginando el agua subiendo y el hombre ahí con la boca chueca por dios eso asusta.
Buen relato.
Hola.
Ah por cierto, no me molesta en absoluto que me visites.
saludos.
Hola!!!! Me gustó el relato, cuánto da de sí una simple ducha!!!!! Te seguiré leyendo. BESITOS Y SALUDITOS DESDE EL NORTE DE ESPAÑA.
Qué buena historia!
Te felicito!
Gracias por pasar por mi blog, donde siempre serás bienvenido.
Saludos
Maribe
¡Hola!
Me gusta... me gusta como escribes, me gusta tu relato.
¡Saludos!
Hola Arlequin, amigo que historia me dejo realmente asustada, buen guion para una peli de terror, el agua cuando es mucha que miedo llega a dar y sin enbargo es tan elemental y tan necesaria,...me encanto el relato eres bueno, muy bueno para escribir, ya te lo dije antes y lo reitero
Besitos miles
Janeth
Felicitaciones Sergio Ivan, o "Arlequino".
"Arlequino" fué el primer libro que leí cuando estudiaba teatro, te lo recomiendo.
Muy creativa la narración y gracias por tu visita en mi blog.
buenos dias ...gracias nuevo amigo mio por dejarme bellas palabras en tu comentario ...desde hoy considerate mi gran amigo..besos
Marina
Muy bueno el relato, me gustó mucho!!
Gracias por visitar mi blog, comentar, y hacerte seguidor, copio tu ejemplo =)
Besos desde España, te seguiré leyendo ^^
Muy última descripción de un acontecimiento tan común. O tal vez no son capaces de una traducción correcta?
Qué relato tan terrorífico... Y si a eso le sumas que tu banner me dio miedo también... aaaay!
Qué gráfico. Se puede sentir en la piel cada palabra que describiste.
¡Muchas gracias por tu visita a mi blog!
Nos leeremos.
Abrazo.
Que texto tan intenso e interesante.
Cariños
gracias por el comentario, muy a tu estilo? :/
^^!
saludos!
Uf... "agobiante", no sé, agonizante.
¡Uf! Muy bien descrito... tanto, ¡que me he aqngustiado hasta yo!
Qué quilombo debe haber sido limpiar todo eso después.
ey ey
gracias por visitar mi blog
muy bueno el escrito
saludoz
nos seguimos visitando
no habia entrado a esta cosa....la cabeza estaba quebrada...
y yo que pense que la historia tendriau n final feliz puej fue tenebroso, saludos para ti
oie gracias por el coment :)
suerte que entiendo el español, porque te digo ya que soy portuguesa je je je
escribes muy bien :)
*.*
Me gusta. Encantada de pasar por tu blog. Yo tengo un relato, que es boceto todavía, que se parece algo a éste. En el mío, el hombre se termina yendo por el wc y recorre los intestinos de la ciudad por abajo, entre cloacas. Tendré que terminarlo. Me has dado ganas. Un saludo. Te visitaré más a menudo.
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